El proyecto de construir un aeropuerto internacional que prometía la creación de empleos, infraestructura, “desarrollo”, en un Municipio del Valle de México –sin consultar a la gente- se convirtió en una de las manifestaciones más claras de la lucha por la tierra, las tradiciones y la cultura de los pueblos originarios de México. El impedimento, por parte de policías, a que un pequeño grupo de floristas vendiera sus productos a las afueras del mercado del mismo municipio, el detonante para que el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, se insertaran en un movimiento social deslocalizado, que demanda legítimamente, el respeto a los derechos humanos.
En el 2006, el pueblo de Atenco fue brutalmente reprimido por las policías federal, estatal y municipal, con el aval de los medios de comunicación. Tres años después, los habitantes de este pequeño Municipio, han logrado que su voz sea escuchada en el mundo y, el mundo, hoy reclama libertad y justicia para Atenco.
El presente trabajo, forma parte de una investigación más amplia sobre los movimientos antisistémicos con una perspectiva histórica de larga duración. Se trata de una narración de los hechos; de explicarnos qué pasó en el 2006 y cómo es que una pequeña población que vivía preocupada por el sustento diario, se convierte en un paradigma en la lucha internacional que reclama el respeto los derechos humanos de todos los humanos.
Lo vimos por la Tele
El día 3 de mayo de 2006, pudimos ver a través de las pantallas de televisión: el poblado haciendo correr a la policía, 4 o 5 individuos golpeando a uno de ellos que yacía en el suelo, cada vez más hombres y mujeres con machete en mano, tomando la calle y, a la policía “desprotegida”.
La noticia era, en voz de reporteros de Tv Azteca, que 500 habitantes de Atenco habían bloqueado la carretera Lechería-Texcoco en respuesta al desalojo, por parte de la Policía Federal Preventiva, de 8 floristas que, en contra de lo acordado, se obstinaban en vender sus flores en la vía pública. Las imágenes en la televisión mostraban a una población descontrolada, violenta en contra de la policía y, la voz del periodista Jorge Zarza, indignada, exigía la intervención del Estado contra los violentos:
“es una verdadera vergüenza lo que estamos viendo en la televisión, yo no sé qué espera el gobierno para dar una orden más fuerte, más eficaz, más precisa para acabar con estos hombres que están atacando a la policía. Está quedando en vergüenza, está quedando en entredicho la autoridad, tanto del estado de México, como del gobierno federal” (minutos más tarde, tras repetir una y otra vez la misma imagen) “…insisto al gobierno del estado de México, a la policía: si en estos momentos, el diálogo es insuficiente, que manden más refuerzos de la policía para acabar de una vez por todas con este asunto.”
En ese momento, se hace pública la orden de aprensión en contra de Ignacio del Valle, líder del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y otros compañeros suyos. Además, se sabe que hay un muerto, Javier Cortés Santiago, de 14 años de edad; según versiones oficiales, murió a causa de un petardo lanzado por los mismos pobladores.
En el programa de Punto de Partida –televisa-, conducido por Denisse Maerker, se afirma que 50 ejidatarios habían enfrentado a 400 policías armados. En el noticiero de Joaquín López Dóriga, esa misma noche, repiten una y otra vez la imagen del policía caído que era golpeado por los 4 o 5 pobladores: “el hombre se acerca al policía inconsciente y le golpea los testículos de la manera más ruin”.
El periodista Carlos Fazio, al hablar de lo ocurrido para un medio alternativo –canal 6 de julio- explica cómo, la repetición constante de esa imagen, crea un consenso mediático que favorece el ingreso de la policía y el abuso de sus elementos y, remarca: “sin otorgarle derecho a réplica a los pobladores”.
Al día siguiente, 4 de mayo, llegan a San Salvador Atenco más de 3,500 elementos de la PFP, de la Agencia de Seguridad del Estado de México (ASES) y policía municipal, con el objetivo de liberar la carretera. Con gases lacrimógenos, toletes y haciendo uso de su fuerza, logran el repliegue de los ejidatarios; realizan cateos con el fin de detener a los líderes del FPDT: son detenidas 207 personas, entre ellas 47 mujeres, 16 menores de edad, 3 observadores de Derechos Humanos, 3 periodistas independientes y 5 comunicadores extranjeros que fueron deportados inmediatamente por el gobierno mexicano.
Los detenidos fueron trasladados al penal de San Benito; un trayecto que aproximadamente se recorre en 2 horas, tardó más de 6.
Tres años después, 12 personas continúan detenidas: 3 en el penal de máxima seguridad del Altiplano y 9 en el CERESO Molino de Flores.
Texto completo en: Mi libreta Roja
1 comentario:
Las extraaaaaaaaaaaaaño!!!! Besoteeeeeeeeeeeeeeees!!!!
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