Gripa e influenza significan lo mismo, sólo que gripa proviene de la francesa grippe, e influenza es italiana; según la wikipedia es una enfermedad infecciosa de aves y mamíferos causada por un virus ARN. En los humanos afecta las vías respiratorias y sus síntomas son: fiebre, dolor de cabeza, de garganta, articulaciones, tos seca, y malestar general; una gripa o influenza mal cuidada puede convertirse en neumonía, que puede ser mortal. Influenza y resfriado no son lo mismo; el segundo es otro tipo de infección. La gripa o influenza, provoca epidemias que cobran cientos de miles de vidas al año; sólo en México, según datos del INEGI 2007, murieron 12,927 personas a causa de este virus.
¿Qué está pasando en México?
La última mutación del virus (han habido 5), la N1H1 o influenza humana, según datos oficiales ha cobrado, al día de hoy 4 de mayo, la estratosférica cantidad de 20 vidas humanas; 19 de ellas en México. ¿Son necesarias las medidas que tomó el gobierno mexicano para controlar esta epidemia? No saludar de beso o de mano a nadie, usar cubre-bocas, cerrar escuelas a nivel nacional; en el D.F. se cerraron, además, restaurantes, bares, cines y todos los centros de espectáculos y reunión. Según hoy “aceptan”, era necesario debido al desconocimiento sobre esta nueva cepa que, al final, resultó mucho más débil que la gripa o influenza común, cuando en un primer momento Calderón afirmó que era incurable y mortal. ¿Ganó algo el gobierno mexicano con estas medidas? Pues… se evitaron las marchas con protestas del 1ro de mayo, las del 3 de mayo por la represión en Atenco en el 2006 y se aprovechó el pánico mediático para que diputados y senadores aprobaran leyes para la portación de pequeñas dosis de drogas (marihuana, cocaína, heroína, cristal –que se puede estar a favor o no) o la de la nueva policía federal que, entre otras cosas, permite la intervención de llamadas telefónicas, policías armados vestidos como civiles, la retención de correos electrónicos, vigilancia, monitoreo, identificación y rastreo de páginas web con el fin de prevenir “conductas delictivas” (como protestas o movilizaciones ciudadanas por ejemplo).
A través del internet, se han propagado cual epidemia, más versiones sobre esta situación que muertes confirmadas: que si es un arma biológica, que si es para vender más medicamentos, que si funciona para reactivar la economía mundial, que si el G-20, G-7 o el G-2, la sospechosa visita de Obama y muchas más. La ciudadanía exige y merece información; aunque el gobierno mexicano, TV y radio tachen estas versiones como absurdas e irresponsables, lamentablemente para ellos, tienen más argumentación que las oficiales. Y en el caso de que, con una mano en el corazón y la otra en la biblia, estén diciendo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, el Estado mexicano es declarado CULPABLE por incapaz.
El presidentitititito dijo ayer en una entrevista a modo que esta terrible experiencia había dejado como reflexión la importancia de invertir en salud, ciencia y tecnología, pero sobre todo en salud (o sea, no tanto en ciencia y tecnología). Por otro lado, la socióloga Sara Sefchovich hace público que el gobierno mexicano está ofreciendo una buena lana a la institución, investigador o universidad que pueda desarrollar un método eficiente de diagnóstico y otra lanota al que desarrolle una vacuna contra la influenza N1H1. Ah, la fecha límite para enviar propuestas es hoy, 4 de mayo (como concurso de dibujo El Niño y la Mar). Sefchovich (que sí sabe) afirma que estas medidas dan fe de la preocupación frente a la epidemia “pero solamente quien no tiene idea de lo que significa hacer investigación, del tiempo y formas de trabajo que requiere (…) puede creer que es posible en unos cuantos días resolver un asunto de esta naturaleza, aun –el león cree que todos son de su condición- ofreciendo dinero. México es un país en el que se apoya poco a la investigación, porque en nuestra cultura política sólo se da dinero a lo que da resultados inmediatos y a lo que se ve y se puede presumir.” El gobierno no logra comprender que para crear una vacuna son necesarios años de investigación multidisciplinaria, no sólo médica, “habría que entender por qué en México el virus hizo más estragos que en otras partes: ¿tiene que ver con lo que comemos, con cómo nos lavamos las manos, con la forma de reunirnos con los demás? Y entender también por qué nos es tan difícil creerle a las autoridades. Dicho de otro modo: comprender cuestiones de tipo cultural y social nos permitiría enfrentar mejor los problemas. Y esto sólo se consigue con la investigación” y remata “hay que escuchar a epidemiólogos y sociólogos por igual”.
Como dice Epigmenio Ibarra, este es el momento de los especialistas, no de los políticos.
(que a nadie extrañe que, de repente, las cifras de muertos se eleven)
Lee la columna de Sara Sefchovich aquí
